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El deporte como vehículo de unión

El deporte como vehículo de unión

Christian Karembeu habla del atletismo en el organismo «Peace and sport».

Crecí en el seno de una familia numerosa en Nueva Caledonia. Tenía 17 hermanos y pertenecíamos a la tribu Nang de la isla de Lifou. Me educaron con tradiciones, con una cultura que es distinta a la de las grandes ciudades.

Empecé a hacer deporte desde temprana edad; mi padre era maestro de escuela y para él era un medio para atraer rápidamente la atención de los niños. En los recreos, teníamos la posibilidad de escoger entre varios objetos que iban desde cuerdas, balones y pelotas de fútbol, para que pudiéramos hacer ejercicio durante unos pocos minutos. El deporte siempre ha formado parte de mí, empezando por el atletismo y más tarde, jugando al fútbol.

Todavía recuerdo un regalo que me dio mi abuela. Era una pelota de fútbol. Compartí esa pelota con todos mis amigos y los otros alumnos en la escuela hasta que ya no se podía emplear más.

Para mí, una pelota de fútbol es un objeto simbólico que debe compartise con cualquiera. Por eso me encantó el fútbol en concreto. Jugar con varios amigos, crear compañerismo, formar un grupo, una comunidad. Sabemos que debemos ganar juntos –y perder juntos también. Es ahí donde uno realmente aprende los valores del deporte. Incluso en una actividad individual como el atletismo, teníamos que ganar para la tribu y de esta forma aprendíamos a darlo todo a nuestros seres queridos.

Estaba absolutambente ilusionado con el deporte, pero nunca imaginé que pudiera dedicarme profesionalmente a ello. El fútbol era una afición, una ilusión. Jugábamos todos los domingos, pero también jugábamos al tenis y hacíamos atletismo. Disputábamos competiciones, pero lo hacíamos más para divertirnos, sin pensar en convertirnos en profesionales. Entonces muy pocos tenían televisores y todavía eran en blanco y negro. No nos llegaban tantas imágenes como hoy sobre la trayectoria de los atletas que pudiera hacer que soñáramos con ponernos en su lugar. Los tiempos han cambiado desde cuando era pequeño en Nueva Caledonia, ahora la televisión está llena de gente del deporte con buen potencial, ahora se les dan a los niños más oportunidades para que tengan su voz.

TRANSMITIR Y AYUDAR − PRIORIDADES PARA LOS DEPORTISTAS VETERANOS

A menudo, hablo del deporte como un privilegio porque me ha permitido viajar y conocer a numerosas personalidades, tanto en mi ámbito como en otros, y esto ha tenido un gran impacto en mi vida. Por eso animo a menudo a los atletas a que saquen el mejor provecho de este privilegio y, sobre todo, que lo respeten. Transmitir la energía y los valores del deporte forma parte de nuestra misión.

Teniendo en cuenta mi educación y el lugar donde me crié, siempre ha estado presente conmigo su dimensión social. Al ser una gran familia, teníamos que ayudarnos el uno al otro cada día, por tanto, el hecho de ayudar surge de manera espontánea. Lo mismo sucede en nuestra tribu, nuestra comunidad. Nos ayudamos los unos a los otros para construir cabañas, por ejemplo. Ayudar es en definitiva, compartir.

Mis viajes me han enseñado que esta ayuda mutua es necesaria en todos los rincones del planeta, desde mi isla a África, a América latina e incluso en Europa. Todos nacemos de la misma manera, después surgen las diferencias, pero cada uno tiene en el interior una energía para ayudar al prójimo de uno u otro modo.

En tanto Campeón por la Paz de Peace and Sport, viajé a Haití en 2010. Joel Bouzou me pidió que le acompañara junto con Peace and Sport y acepté de buen grado. Después de un devastador terremoto, Haití necesitaba ayuda internacional. En el aspecto humanitario, por supuesto, hacía falta comida, agua e infraestructuras. Pero también debíamos ocuparnos del aspecto social, de las vidas de la gente. Enviamos un contenedor lleno de varias toneladas de equipo deportivo que distribuimos en cooperación con el Comité Olímpico Haitiano. El objetivo era utilizar las actividades deportivas para restablecer los vínculos entre la población, especialmente entre los jóvenes que habían perdido a sus seres queridos. Hacía falta transmitirles esperanza de nuevo.

Haiti era la perla del Caribe y verlo tan destruido y la gente traumatizada nos conmovió mucho. Queríamos aportar nuestro granito de arena, especialmente utilizando el deporte como herramienta para aliviar el sufrimiento y dar esperanzas a la gente mediante el juego y las actividades para la comunidad.

La intervención de emergencia en la que participé se transformó en un programa a largo plazo, lanzado en 2007, que pretende potenciar los recursos de los trabajadores humanitarios locales que organizan actividades por la paz a través del deporte.
En tan solo unos años, los centros deportivos se han hecho autónomos para llevar a cabo actividades deportivas de entretenimiento a fin de reforzar la cohesión social.

No podría terminar sin una alusión a la persona que más admiro. Nelson Mandela utilizó el deporte como catalizador para lograr una unidad social y política. Lo logró y pienso que debemos inspirarnos en su ejemplo. Esto es lo que hacemos en Peace and Sport, utilizamos el deporte como vehículo para trabajar por la paz.

www.peace-sport.org

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